martes, 19 de marzo de 2013

El mercado de la tercera edad.

Algunas estrategias y políticas de las empresas opinan que los valores de los productos para la tercera edad deben ser bajos, y se justifica argumentando que esta posee rentas menores que otros segmentos más jóvenes. Es posible que los más mayores se guíen solo por el precio al comprar, aunque también nosotros los jóvenes en algunas ocasiones lo hacemos.
Algunos afirman que los consumidores de la tercera edad son pobres, no son fieles a las marcas porque se guían por el precio y las marcas blancas son las adecuadas para ellos.
Los consumidores de la tercer edad puede que tengan rentas bajas, pero no por eso son pobres. Es más, la tercera edad está siendo cada vez más un grupo de población con mayor poder adquisitivo ya que, los planes de ahorro y las pensiones permitirán a estos en el futuro un gran poder de compra.
Afirmar que la tercera edad no es fiel a la marca no es del todo cierto, estos son fieles al producto que mejor les sirva ya sean de marca o solo por ser más baratos. Los consumidores de mayor edad no se guían solo por el precio, hay diversos segmentos para los de la tercera edad; los que se guían por el precio y claramente los que no.
Las marcas blancas aunque son más baratas que las de los fabricantes, no son las marcas que prefieren los de la tercera edad. Estas cada vez las compran mas grupos de población  y el consumidor se está siendo más racional y en sus actos de consumo valora el significado de las marcas y lo que pueden aportar. Tratándose de productos genéricos, poco especializados, la denominación de la marca es mínima. Por esta razón, grupos de consumidores de todas las edades adquieren productos blancos o con marca del distribuidor.
Debido a las dificultades de memorización se explican por la existencia de déficits en la codificación que las personas mayores no codifican la información sobre los precios como los jóvenes, esto está relacionado con la rapidez en el suministro de la información; la tercera edad necesita más tiempo que los jóvenes para codificar la información relativa a los precios; ellas tampoco recuerdan los precios de los bienes y servicios de una forma tan precisa como la de los jóvenes; no retienen las estructuras de los precios relativos de forma efectiva; y tampoco están tan seguros de los precios que recuerdan.
Las conclusiones que podemos sacar de este tema son que los precios no son una variable fundamental para muchos mayores. Desde la perspectiva social no deberían las empresas de beneficiarse de estas dificultades de retención y comprensión de precios de los mayores, ya que por razones justas los precios deberían de ser moderados y discretos para este sector, pero no solo para este. Las personas mayores no tienden a utilizar información en el punto de venta, y las estrategias de precios bajos pueden no resultar tan efectivas ya que las empresas que siguen una política de precios bajos para la tercera edad se encuentran con algunos problemas tales como:  proporcionar poca información sobre comodidad, garantía, efectividad debido a su bajos costo; los precios pueden inducir a error por falta de calidad del producto; y las empresas que lo utilizan pueden tener éxito al inicio pero al poco tiempo fracasan en su producto por su confiabilidad.

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